Otro día, paseando por el pinar, nuestros filósofos provincianos discurrían de esta guisa:
-Cada vez estoy más de acuerdo con la máxima de Marco Aurelio, toda una lección de filosofía moral en una frase elíptica: "Ni huir, ni perseguir". Así deberíamos comportarnos en la vida.
-Parece pensamiento de viejo. Como tenemos las rótulas desgastadas y los músculos flojos, no estamos ni para correr detrás de los placeres y para huir delante de los peligros.
-Otro tanto podría decir cualquiera de estos árboles. No se desplazan ni para buscar alimento ni para escapar de los depredadores.
-Me quedo con el árbol.
-Parafraseando al clásico: Cuanto más conozco a los hombres, más estimo a los árboles.
-La expresión "vida vegetativa" goza de una mala fama inmerecida.
-¡Valiente diálogo platónico peripatético nos traemos en los labios!
-Quítale el peri.