Era el día más cálido de la historia o
al menos el más cálido del que se tenía registro. La temperatura de la charca
había subido tres o cuatro grados en unas pocas horas. Alrededor de la rana más
anciana se había congregado un coro de jóvenes, dispuestas a escuchar una de
sus historias:
«Los humanos cuentan una curiosa
fábula. Dicen que una rana cayó en una olla que acababa de ser puesta al fuego.
Como la temperatura iba subiendo poco a poco, cuando quiso darse cuenta el agua
estaba hirviendo y murió cocida. Tiene gracia, ¿no os parece? El mundo es una
gran olla, la temperatura va subiendo grado a grado y ellos se dedican a contar
fábulas de ranas tontas.»
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