En este Palabrario
donde coleccionamos modas y modismos, neologismos y términos en extinción, no
podía faltar una de esas palabras que aparece cada vez más en los medios de
comunicación y que se puede oír (por cierto, frecuentemente pronunciada como 'procastinar') en algunas conversaciones.
Los que estudiamos latín, en el corazón de este vocablo nos encontramos un viejo
conocido: el adverbio 'cras', ('mañana'), que suena como una
onomatopeya de algo que se rompe, pero que evidentemente no lo es, a no ser que
pensemos que el mañana nos traerá siempre un futuro de cristales rotos.
Alrededor de su adverbio originario, gira 'procrastinar', cuya equivalencia más
exacta nos la da, en forma de consejo, un conocido refrán. Si alguien te dice:
"No procrastines", no debes lanzarte a su yugular, no pienses que te
esté insultando o que te acuse de algo feo, simplemente te sugiere: "No
dejes para mañana lo que puedas hacer hoy", advertencia muy oportuna un día
como hoy, donde ya hemos tenido tiempo de experimentar que nuestros buenos
propósitos del 1 de enero empiezan a sufrir esa postergación irremediable de
las promesas que nos hacemos alegremente,
seguros de no ser recriminados por su incumplimiento. Asiduos de la procrastinación,
vamos agotando el crédito que nos otorgamos a nosotros mismos, devaluándonos en
cada intento malogrado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario