La mitad
de sus ramas estaba cargada de flores primaverales. La otra mitad mostraba la
desnudez propia del otoño, tras la caída de las hojas.
Lo llamaban
el árbol bipolar. Pero él sabía que no padecía ninguna enfermedad: simplemente
había crecido justo sobre la línea del ecuador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario