Era un país seco: los escasos árboles,
resinosos, muy combustibles; el clima cálido; el ánimo de sus gentes,
incandescente. Lo tenía todo para que, de tiempo en tiempo, un pavoroso
incendio lo arrasara. Y por si fuera poco, el Cuerpo de Bomberos del Reino
estaba copado por pirómanos.
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