martes, 9 de septiembre de 2025

CENIZAS

 



Cuando el monstruo del fuego se hartó de devorar los bosques, un desolado erial de cenizas emergió de entre la devastación. Cenizas en la tierra, cenizas en el aire, cenizas en los ríos. Cenizas y humo en los pulmones, en el rostro de quienes luchan heroicamente contra las llamas; quemaduras en las plantas de los pies. En este inmenso crematorio ardieron árboles, prados, casas, animales. También personas y recuerdos. En pocos días desapareció lo que había costado años, siglos, levantar, construir, hacer crecer.



                                                                                                    (Fotografías: Greenpeace)


Volverá a ocurrir. Volveremos a lamentarlo. Volveremos a escuchar los reproches cruzados, las huecas palabras de las promesas con fecha de caducidad. Volveremos a ignorar, en cuanto se apaguen las brasas, las evidentes señales del enfado de la Tierra. Volverá el fuego a echarnos en cara nuestra arrogante desidia, nuestra tozuda falta de previsión, nuestra incapacidad para aprender de los errores, nuestra suicida tendencia a la depredación. 

 



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