sábado, 3 de febrero de 2024

LIBROS


Ya no podía leer. Su memoria era tan efímera que no le permitía unir una palabra con la siguiente para formar una frase. Pero seguía teniendo libros en la mesilla de noche. Le gustaba acariciarlos, olerlos, los abría como quien abre un regalo incomprensible y extrae de él una forma dulce de consuelo.

Había olvidado muchas cosas pero recordaba que en ellos, alguna vez, habitaron sus sueños.


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