Soy
un día raro y me hago de rogar. Estoy hecho con sobras de otros años, con
retales de órbitas, con tiempo reciclado. Durante cuatro años he ido ahorrando
minutos para llegar a ser un día, para ganarme en el calendario ese sitio que
me niegan. Pero puedo ser alegre, como el traje de recortes de colores de un
payaso. Y ese sol, que me hurta la existencia tres veces de cada cuatro, hoy me
bendice con su luz, más hermosa por más difícil, por más deseada.
Aquí
estoy, tan feliz, portando en la solapa este ramito del primer azahar que me regalan
los naranjos.