¿Qué habrá sido de estas campanas?
¿Víctimas del expolio?
¿Guardadas en algún remoto almacén?
¿Fundidas para un uso menos noble?
Nos gustaría pensar que ellas también han emigrado en busca de un mejor destino.
Oímos su silencio, que es la voz de la ausencia irreparable.
Alguien, en un sillar del contrafuerte de la torre, ha grabado estos sencillos, ingenuos, sentidos versos; casi un epitafio:
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