lunes, 10 de julio de 2023

TIERRA EN LOS ZAPATOS

 

Para entrar en aquel país debías pasar un control nada rutinario. A los exhaustivos registros habituales en todos los aeropuertos se añadía uno que resultaba extraño a los viajeros poco informados: revisaban los zapatos de los recién llegados para ver si llevaban adherida tierra de otros países y, si era así, los requisaban con extremo cuidado y los destruían.

Como buenos isleños, estaban muy orgullosos de su aislamiento y de la pureza de sus gérmenes. Tenían un dicho: En un gramo de tierra extraña cabe toda la maldad del mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario