—Toma,
hija. Cómetelo despacio —le dice la hija a su madre, mientras le pela un albaricoque y le quita el
hueso.
Están sentadas en un banco, a la sombra. Es julio y
hace mucho calor en el jardín de la residencia.
Cuaderno de creación literaria donde encontrarás textos y fotografías originales del autor.
—Toma,
hija. Cómetelo despacio —le dice la hija a su madre, mientras le pela un albaricoque y le quita el
hueso.
Están sentadas en un banco, a la sombra. Es julio y
hace mucho calor en el jardín de la residencia.
Eres un
píxel de la gran pantalla,
un destello
que ignora su lugar
en la
compleja trama de una imagen
que dura un
parpadeo y se oscurece
en los ojos
de un peatón anónimo.
Eres pez de
cardumen pero brillas
en un
momento único del mar,
dibujas una
estela imprescindible
y te separas
para ser tú solo.
Eres nota
fugaz de un pentagrama
que dura lo
que debe para dar
su carne
musical a la canción
infinita del
mundo. Lo demás
—recuérdalo
cuando tu eco se apague—
pertenece al
dominio del silencio.
(De El estambre de la vida, inédito)
El mundo esta polarizado,
¿quién lo despolarizará?
El despolarizador que lo despolarice
buen despolarizador será.
(Se precisan urgentemente despolarizadores.)
Cuando el
monstruo del fuego se hartó de devorar los bosques, un desolado erial de
cenizas emergió de entre la devastación. Cenizas en la tierra, cenizas en el
aire, cenizas en los ríos. Cenizas y humo en los pulmones, en el rostro de
quienes luchan heroicamente contra las llamas; quemaduras en las plantas de los
pies. En este inmenso crematorio ardieron árboles, prados, casas, animales.
También personas y recuerdos. En pocos días desapareció lo que había costado
años, siglos, levantar, construir, hacer crecer.
(Fotografías: Greenpeace)
Volverá a
ocurrir. Volveremos a lamentarlo. Volveremos a escuchar los reproches cruzados,
las huecas palabras de las promesas con fecha de caducidad. Volveremos a
ignorar, en cuanto se apaguen las brasas, las evidentes señales del enfado de
la Tierra. Volverá el fuego a echarnos en cara nuestra arrogante desidia,
nuestra tozuda falta de previsión, nuestra incapacidad para aprender de los
errores, nuestra suicida tendencia a la depredación.