martes, 28 de febrero de 2017

MIÉRCOLES DE CENIZA


(Un cuento galaico-cuaresmal)


                De uno en uno, fue marcándolos con una cruz de ceniza mientras repetía, con voz de profeta, las palabras litúrgicas: "Polvo eres y en polvo te convertirás". Eran muchos, así que se tomó su tiempo. Ninguno protestó, ni opuso resistencia, como si estuvieran resignados. Alguno parecía cabecear dubitativo: solo eso. Con todo, le llevó su buena mañana llevar a cabo la tarea. Terminó agotado, también satisfecho.


                Otra cosa no, pero el pirómano era muy ceremonioso, metódico, como buen sacristán de una aislada parroquia. Miércoles de ceniza, jueves de llamas.

viernes, 24 de febrero de 2017

EROSIÓN




La piel suave de la piedra,
su hermosa iridiscencia,
son hijas del dolor,
del estrago incesante de las olas.

(Así el amor, la vida, las palabras:
se gastan, se desgastan, luego brillan
arcanos, imposibles
en la remota playa del olvido.)








martes, 21 de febrero de 2017

INDETERMINACIÓN



                Un consejo a mis congéneres: huid de los científicos. Ellos sí que engatusan con esa imagen de seres pacíficos, sedentarios, que acarician vuestro lomo mientras leen un libraco sentados en un sillón junto a la chimenea o escuchan música clásica fumándose una pipa e imaginando la solución de un enrevesado problema. No os fiéis. Son todos unos egoístas encerrados en su burbuja intelectual. No les importamos nada. ¿Que exagero?... Escuchad lo que me pasó a mí.

                Mi amo tenía la extraña teoría de que nada es seguro y lo demostraba con largas fórmulas que pocos lograban descifrar. Digo yo, desde mi ignorancia gatuna, que, si las cosas son así de problemáticas,  ¿cómo  estaba él tan seguro de estar en lo cierto al decir que nada es seguro? Lo dejo, que se me están enredando los bigotes.

                El caso es que un día dio un paso más allá y quiso dejar al mundo boquiabierto con una demostración "empírica", decía él. Y no se le ocurrió otra cosa que encerrarme en una caja con un extraño artilugio atómico que podría -lo subrayo, podría- activarse y acabar conmigo según y cómo.  Pretendía convencer  a algunos de su cuerda de que yo no estaba ni muerto ni vivo. Dependía. Hasta que no se abriera la caja...

                Solo Herta, la criada, se atrevió a protestar. Era la única que veía al rey desnudo. Y, a pesar de que yo no le tenía ningún cariño, pues más de una vez me había arreado algún escobazo en la cocina, en aquella ocasión se portó.

                Cuando, después de una buena bronca con mi amo,  Herta se empeñó en abrir la caja y finalmente la abrió, yo estaba muerto... de hambre. Pero, más vivo que nunca, escapé por la ventana en busca de una buena tajada de pescado y no quise volver a saber nada de incertidumbres cuánticas.


                Que Schrödi me espere sentado. Quizás vuelva a casa. O quizás no. Depende. Según se mire.





sábado, 18 de febrero de 2017

VIÑA VIEJA











En el sueño de invierno
de las cepas añosas
ya bulle, entera,
la alegría del vino:
Creed en el milagro.



lunes, 13 de febrero de 2017

TRAVESÍA



                Su oficio seguía siendo el mismo: trasladar pasajeros de una orilla a otra. Pero algo había cambiado: la barca era diferente, más grande, y no siempre de madera. En ocasiones el viaje se hacía en viejos barcos de metal o en lanchas hinchables. Muchas veces él no pilotaba, sino que ataba el timón en la dirección exacta a la isla y se quedaba en tierra. Estaba muy mayor y el mar no era de fiar: prefería los ríos. Pero no podía quejarse, regentaba un negocio floreciente. 
            
            Otra cosa había cambiado: sus clientes estaban convencidos de que iban al paraíso en vez de al infierno. Él no los desengañaba.


                Y tampoco nunca les revelaba su verdadero nombre: Caronte.

viernes, 10 de febrero de 2017

LA TRAICIÓN DE LAS IMÁGENES






                                                "Esto no es una pipa"  Magritte






         "Esta es la churrería El Faro"  (El churrero de Almuñécar)


¿Quién tiene razón?

martes, 7 de febrero de 2017

LOW COST


                Todo empezó con las aerolíneas, cuando algunas compañías descubrieron el secreto de embutir más pasajeros en el mismo espacio y de cobrar por todo lo que no fuera el estricto transporte de personas como fardos. Se llegó a pensar en excluir a los viajeros con sobrepeso para no gravar las cuentas de la empresa. Los que tengan las piernas largas, al asiento del pasillo. Poco faltó para imitar a Procusto, el mitológico posadero de Eleusis que ajustaba a los huéspedes al tamaño exacto de la cama por el expeditivo método de serrar el trozo de pierna que sobresalía.

                Con la crisis se abrió, como dicen ahora, una ventana de oportunidad de negocio. Y el invento saltó a los más inopinados sectores. Hoteles que parecían columbarios. Pan de harina sospechosa que a punto estuvo de arruinar a los honrados panaderos. Peluquerías donde te despachaban en cinco minutos. Ropa fabricada en condiciones de esclavitud. Tapas chapuceras elaboradas con productos de marca blanca. Gasolineras con carburante sospechosamente barato. Librerías de relectura (reread) antes llamadas librerías de lance o de viejo, sin tapujos. Todo esto etiquetado ahora como "low cost". Por momentos, España entera parecía haber colgado un gran cartelón a su entrada: "Entra usted en un país Low Cost. Bienvenido al gran saldo, liquidación de todo y de todos". Viviendas, empresas, suelo rústico y urbano, pueblos enteros. Y, lo que es más triste, también se hizo almoneda de derechos y de salarios. En esas estamos.

                "Nunca había costado tan poco llegar al cielo" rezaba el imaginativo anuncio buzoneado por una funeraria de bajo precio. (Lo mismo podría decir Ryanair, quizá con doble intención.) Una perla del mejor humor negro celtibérico que hubiera encantado a Carandell. Me pregunto en qué consistirá el ahorro de estos sagaces empresarios de pompas fúnebres: empleados inexpertos, flores de plástico, caja de cartón... ¿El paraíso prometido también es "low cost", con dioses de mentirijilla y ángeles becarios? Mejor lo dejo aquí. Todo esto  nos retrotrae a aquel olvidado sintagma de "funeral de tercera". Claro que dicho en inglés suena mejor.
 

                Ahora que casi nada escapa a este reclamo tan atractivo para bolsillos menesterosos haríamos bien en traducir esta expresión inglesa a ver si así pierde fuerza el bárbaro eufemismo y nos revela su verdadero rostro. Low cost es un anglicismo innecesario y burdo para referirse a algo de bajo coste, barato. Y si queremos buscar términos análogos no nos resultará difícil. Basta con que escuchemos a los pregoneros de los mercadillos: ganga, chollo, bicoca, rebaja, saldo, ofertón, liquidación, económico, tirado de precio... Hay donde escoger.

sábado, 4 de febrero de 2017

SUEÑO DE ARENA



       Se pasaba el día entero en la playa, cuidando de su obra -efímera y frágil como todo lo que nos importa-, reparando los desperfectos constantes del viento, devolviéndole a la arena el grado justo de humedad que el sol le robaba, restaurando la blancura de la nieve de las cumbres con pizcas de sal, velando por que la llama del volcán no se apagase. Cada vez que llovía era el Diluvio.

     Algunos echaban al pasar la moneda de la compasión, otros la mirada áspera de la indiferencia. Muy pocos se detenían lo suficiente para advertir algo sublime en aquella escena. La moneda de estos pocos valía más, volaba agradecida de la mano a la tela. El perro dormitaba casi todo el tiempo, pero si algo se acercaba demasiado despertaba de golpe poseído por la rabia del vigilante. 

     El arenista no tenía casa, no tenía otro techo bajo el que dormir que el cielo, a veces nublado, a veces cuajado de estrellas o plateado por la luna. Muchos lo consideraban poco más que un mendigo. Pero en sus sueños habitaba un palacio construido por sus manos, nevaba junto al mar que lo arrullaba y  se sabía dueño del fuego de un volcán. 















miércoles, 1 de febrero de 2017

CREPUSCULARIO





Para no sucumbir, 
ocaso tras ocaso,
a la letal belleza repetida,
a su embriaguez de luz,
el mar renunciará a la memoria.